Los sulfitos del vino son un tema que genera mucha controversia entre los consumidores y los productores de esta bebida milenaria. ¿Qué son exactamente? ¿Son perjudiciales para la salud? ¿Qué función tienen en la elaboración y conservación del vino? En este artículo, vamos a responder a estas y otras preguntas, para que puedas disfrutar del vino con más conocimiento y confianza.

¿Qué son los sulfitos del vino?

Los sulfitos del vino son compuestos químicos que se utilizan comúnmente como conservantes. Por regla general, adoptan la forma de dióxido de azufre o sulfitos inorgánicos, los cuales contribuyen a mantener en buen estado el vino. Sin su uso, el producto se degradaría en poco tiempo, con el impacto negativo que tendría para el consumidor.

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Alimentos con sulfitos

Los sulfitos no solo están presentes en el vino, sino que también se encuentran en muchos otros alimentos, en concentraciones que pueden llegar a ser hasta 10 veces más altas. Algunos ejemplos de alimentos que contienen sulfitos son:

  1. Frutas deshidratadas, como albaricoques, pasas, higos o ciruelas.
  2. Frutos secos, como pistachos, almendras o nueces.
  3. Productos cárnicos, como jamón, salchichas o embutidos.
  4. Productos lácteos, como quesos, yogures o leche en polvo.
  5. Productos de panadería y pastelería, como galletas, pasteles o panes.
  6. Bebidas, como zumos, refrescos, cervezas o sidras.

Los albaricoques deshidratados pueden llegar a tener hasta 2000 miligramos por kilogramo de sulfitos, mientras que los vinos blancos y rosados normalmente solo tienen hasta 200 miligramos por litro, y los vinos tintos, solo hasta 150 miligramos por litro.

En cuanto a su presencia en el vino, puedes encontrar dos tipos. Están los sulfitos que se han generado como consecuencia del proceso de fermentación y los que añaden los enólogos de manera controlada. El objetivo es el de garantizar unos estándares de calidad adecuados. El hecho de que se tengan que añadir no debe extrañarte. Los naturales se generan durante la fermentación alcohólica, pues las levaduras producen pequeñas cantidades de sulfitos como subproducto de su ciclo vital. Sin embargo, no producen una cantidad suficiente, algo que impide garantizar una adecuada protección del vino contra la oxidación y el deterioro microbiológico. Por esta razón, los enólogos agregan sulfitos adicionales durante la elaboración del vino y, así, mantener la frescura y calidad a lo largo del tiempo.

¿Para qué sirven los sulfitos en el vino?

Los sulfitos en el vino cumplen diferentes funciones. La más destacada es la de actuar como conservante y antioxidante. Si el oxígeno entra en contacto con el líquido, sus componentes reaccionarán de manera indeseada. Por ejemplo, el sabor, el aroma y el color se verían alterados, tanto que el producto podría no ser apto para el consumo humano. Con el fin de evitar este y otros problemas, los sulfitos se utilizan para prevenir la oxidación, al inhibir las reacciones químicas no deseadas que ocurren cuando el vino está expuesto al oxígeno. De una forma sencilla, se mantiene la frescura y la vitalidad del producto hasta que llega a tu mesa.

Más allá de su función como antioxidante, cuentan con propiedades antimicrobianas que resultan muy útiles. Un crecimiento de bacterias, levaduras y otros microorganismos podría ser letal para el vino. Los sulfitos evitan que estos agentes patógenos se desarrollen y alteren el equilibrio del vino, causando defectos como el picado, el avinagrado o el amargor.

Algunos de los beneficios que aportan los sulfitos al vino son:

  • Protegen el color y el brillo del vino, evitando que se vuelva marrón o turbio.
  • Preservan el aroma y el sabor del vino, impidiendo que se pierdan o se modifiquen por la acción del oxígeno.
  • Evitan la formación de sustancias indeseables, como el acetaldehído, el ácido acético o el etanal, que pueden dar al vino un olor y un sabor desagradables.
  • Controlan el crecimiento de microorganismos, como bacterias, levaduras o mohos, que pueden provocar enfermedades o alteraciones en el vino.
  • Estabilizan el pH y la acidez del vino, manteniendo el equilibrio entre los diferentes componentes.

¿Son malos los sulfitos del vino para la salud?

Los sulfitos del vino son una sustancia segura y autorizada por las autoridades sanitarias de todo el mundo. Sin embargo, algunas personas pueden ser sensibles o alérgicas a ellos, y experimentar reacciones adversas como dolor de cabeza, náuseas, asma, urticaria o anafilaxia. Estos casos son muy raros y afectan a menos del 1% de la población, según la Organización Mundial de la Salud.

Para proteger a los consumidores, la legislación europea establece que si un producto contiene más de 10 partes por millón (ppm) de sulfitos (es decir, 10 miligramos por kilogramo o 10 miligramos por litro de sulfitos), la etiqueta debe mostrar con claridad la leyenda “contiene sulfito”. También puede reconocerse la presencia de sulfitos en las etiquetas de los alimentos por sus números E (E 220 a E 228).

Si eres una persona sensible o alérgica a los sulfitos, debes leer con atención las etiquetas de los productos que consumes, y evitar aquellos que los contengan. También puedes optar por vinos ecológicos, que tienen una menor cantidad de sulfitos añadidos, aunque no están exentos de ellos. Según la legislación europea, los vinos ecológicos pueden tener hasta 100 miligramos por litro de sulfitos en los blancos y rosados, y hasta 80 miligramos por litro en los tintos.

Conclusión

Los sulfitos del vino son unos compuestos químicos que se usan como conservantes y antioxidantes, y que ayudan a mantener la calidad y el sabor del vino. Son una sustancia segura y regulada, que solo puede causar problemas a las personas que sean sensibles o alérgicas a ellos. Si quieres disfrutar del vino con tranquilidad, solo tienes que leer las etiquetas y elegir el que más te guste y se adapte a tus preferencias. ¡Salud! 🍷

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